Tengo una batalla que librar en solitario y ante un enemigo que no puedo destruir, es imposible destruir lo que uno más desea. Nuestro campo de batalla se centrará en una isla perdida en el mar solitaria, desierta e ingenua a los acontecimientos que se llevaran a cabo.
Nuestras respectivas trincheras serán los años pasados el uno junto al otro, los recuerdos imborrables de tantas vivencias juntos, las almohadas que nos amortiguaran el golpe. Mis armas constaran de las bonitas palabras que un día llegaste a regalarme, las acompañaré con dulces miradas y traviesas sonrisas; tus armas serán algo ajeno a mi hasta el momento de la disputa. Mi uniforme se compondrá por las tantas caricias que le ofreciste a mi cuerpo y el tuyo serán los besos con los que te recorrí.
Ahora nuestros recuerdos inician esta batalla en la que el habla no servirá de nada tan solo las acciones que realicemos serán la vía de comunicación que tendremos, el contacto que nos destruirá a ti, a mi o a ambos.
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