Somos una especie única, creemos saberlo todo, de todo el mundo. Creemos que sólo con una expresión, con una mirada, o una sonrisa ya detectamos el estado de ánimo de quienes nos rodean. Somos tan ingenuos.
Deberíamos aprender a mirar dentro de nosotros y a saber qué és lo que realmente sentimos, antes de intentar adivinar lo que sienten los demás.
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