Nunca he sido una persona de muchas palabras. No sé exteriorizar mis sentimientos, me cuesta decir a los demás lo que siento realmente, sobretodo si el sentimiendo en cuestión va atado a la palabra "dolor".
Ante los demás, muestro mi faceta más abierta, la más risueña, la más despreocupada. Pero a la hora de la verdad, cuando hay que llorar, cuando hay que sufrir, es algo que no sé hacer en compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario